El militarismo significó desde el ángulo
político, la sustitución de
las banderías tradicionales (blancos
y colorados), por el gobierno de los grupos
de presión más fuertes en lo
económico, aliados al grupo de presión
más fuerte en el poder real y coactivo:
el ejército. La inoperancia, la debilidad
y el tono artificial que había asumido
paulatinamente la superestructura política
de la República, se tradujo pues en
una asunción del poder casi directa
por parte del alto comercio, la clase alta
rural y los inversionistas extranjeros. Latorre
se basó en los progresos técnicos
de la época, para consolidar la estabilidad
política del país.
Los
fusiles Mauser y Remington le dieron al
ejército un poder incontrastable
e inalcanzable para los revolucionarios
por su costo. La importancia del telégrafo
radica en la velocidad para transmitir información
hasta los lugares más alejados de
la capital. El ferrocarril permitió
el rápido traslado de tropas, para
sofocar las revoluciones.
También
produjo una modernización del aparato
jurídico sustituyendo a los alcaldes
por jueces letrados departamentales. Simultáneamente
se aprobaron los Códigos de Procedimiento
Civil e Instrucción Criminal en 1878,
así como el Código Rural y
la creación del Registro de Embargos
e Interdicciones. En 1879 se aprobó
la Ley de Registro de Estado Civil, con
la cual pasó a manos del Estado una
función realizada hasta el momento
por la Iglesia. Los juzgados de Paz, comenzaron
a llevar cuatro registros: de nacimientos,
de defunciones, de matrimonios y de reconocimientos
y legitimaciones.
En
materia económica y para mejorar
las condiciones del campo, Latorre se cercioró
de la consolidación del derecho de
propiedad privada mediante el Código
Rural de 1879, que establecía la
medianería obligatoria, lo que le
dio un enorme impulso al cercamiento de
los campos. Estableció la Oficina
General de Marcas y Señales en la
que debía solicitarse las marcas
de ganado para evitar repeticiones y fraudes
y asegurar la propiedad del ganado. Otra
medida que se implantó como ayuda
para consolidar el orden interno en la campaña,
fue la autorización dada a los grandes
propietarios para establecer policía
particular a cargo del comisario.
El
alambre consolidó el régimen
vigente de la propiedad de la tierra. En
segundo término, eliminó al
minifundista ganadero y provocó la
primera desocupación en el país
al eliminar el trabajo de muchos peones,
agregados y puesteros. Esto provocó
su concentración en los suburbios
de los poblados, de ciudades del interior
y en Montevideo, dando origen a lo que se
empezó a conocer como rancheríos.
Una
de las reformas más importantes durante
el gobierno del Coronel Latorre fue la educativa,
impulsada por José Pedro Varela quien
se encontraba a la vanguardia en materia
de las nuevas corrientes pedagógicas.
Latorre
abrió cauce a la efectivización
de los proyectos varelianos, una situación
que señala el historiador Enrique
Méndez Vives en "El Uruguay
de la Modernización" como paradojal,
habida cuenta de las características
del régimen. Varela entendió
que lo importante era llevar a cabo la reforma
educativa, que contribuiría a la
eliminación de gobiernos semejantes
en el futuro. "La escuela es la base
de la República; la educación,
la condición indispensable de la
ciudadanía. Todas las grandes necesidades
de la democracia, todas las exigencias de
la República, sólo tienen
un medio posible de realización:
educar; educar; siempre educar...".
El
decreto ley de la Enseñanza Común
fue aprobado el 24 de agosto de 1877. Estableció
tres principios básicos, que hasta
hoy siguen presentes. La educación
ha de ser: gratuita, obligatoria y laica.
Los dos primeros principios pudieron ser
llevados a cabo sin grandes dificultades.
El freno estuvo en el aspecto de la laicidad.
Entonces Varela propuso, como transición,
que el catolicismo fuera enseñado
a los alumnos cuyos padres así lo
solicitaran.
Más
que reformar, Varela creó un sistema
educativo. Dio contenidos científicos
a los programas de estudio; seleccionó
personal docente dando amplia participación
a la mujer; implantó la descentralización
administrativa, procurando la participación
popular en el mejoramiento de la escuela
pública.
Latorre
no desarrolló un gobierno a favor
de la clase militar, pero tuvo importantes
cantidades de autoritarismo lo que ayudó
para forjar un Poder Central capaz de encarrilar
al país en las normas necesarias
para el desarrollo de una economía
moderna. Defensa de la propiedad privada
de la tierra y del ganado, establecimiento
del patrón oro, reanudación
del pago de la deuda pública; pero
también, modernización técnica
y administrativa del Estado.